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31.1.09

7 Sonetos Capitales

Relatos de viaje (3 de 7)


Madrid

La mesa puesta, fermento de vid;
Pan con tomate, alubias y cocido.
El gusto no engañó, ni tiró al olvido;
Me siento en casa, ya estoy en Madrid.

Aquí en Antón martín es donde elijo
Tomar una cerveza a mi llegada,
Si bien, vengo de tierras tan soñadas,
Para su gente soy como un buen hijo.

De trago en trago, versos de lingote,
“Pongamos que hablo de Madrid” canté
Abrazado a la estatua del Quijote.

Al sol de la mañana desperté
Apresado por loco tras barrotes,
De compañero hidalgo deserté.


Texto y fotografía por Trejo
"Maple en mirador de Madrid"

23.1.09

Entre Sabina, Obama y Bush



Transcribo este par de sonetos del maestro Joaquin Sabina. Uno para Bush y otro para Obama.








So long Mr. Bush

Al criminal de guerra analfabeto
apóstol de un Yahvé paleocristiano
tan bastardo, tan mal samaritano,
peor que el otro Bush y más paleto,

cuyo programa cabe en un panfleto,
guantanamero, vil, burdo, tejano,
con futuro en la fragua de Vulcano,
da vergüenza ripiarle este soneto.

Caín de la batalla más cobarde,
el banquillo en La Haya está que arde
esperando que baje lo que sube.

Que se vaya al infierno en buena hora
el necio que desprecia cuanto ignora
con b de burro en vez de doble uve.



Wellcome Mr. Obama

Defraudará como defraudan todos
los que ciñen laureles y coronas,
pero otros aires traen otras personas
y no es lo mismo Hollywood que el Nodo.

Por fin la lista de los reyes Godos
se viste de un color que desentona,
yes, we can, grita Springsteen y Madonna
cultivando gardenias en el lodo.

Y así, mientras los perros y los gatos
desnudos, con los ojos como platos,
le piden un milagro a san Obama,

los parias, los ateos, los maricones,
jugamos a no hacernos ilusiones
por si termina la comedia en drama.

22.1.09

50 años del triunfo de la revolución



“La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”. Fueron las palabras del comandante en jefe Fidel Castro aquel 8 de enero de 1959 al llegar a la capital, siete días después de declararse la isla libre.

Cuba festeja 50 años de revolución, de resistencia, de andar contra la corriente, de firmeza del pueblo, a pesar de los conocidos movimientos por parte de Estados Unidos para hacer colapsar el socialismo, tales como el bloqueo, los diversos atentados fallidos contra el comandante Fidel castro, la campaña de difamación y las distintas leyes que favorecen a los cubanos antirrevolucionarios.

El pueblo cubano está consciente de que la revolución la han hecho todos, cada quien con su trabajo, con su entendimiento y paciencia, labor de todos los días de los últimos diez lustros. Ha sabido detectar los errores del Estado, y este los ha ido corrigiendo a medida que avanza en su difícil camino.



Si pudiéramos quitarnos de los ojos, los lentes que el sistema en que vivimos nos brinda para concebir el mundo, quizá sería más fácil entender el socialismo y sus prioridades, porque, tal parece que lo que la isla ha perseguido, y ha conseguido con creces, es lo que nosotros carecemos: Estudio, salud y trabajo. Un Estado que opera en función de la gente. Un Estado que no discrimina ni excluye, que alienta a la superación académica, que tiene como prioridad la salud de la gente, y que consiguiéndola, apoya al resto del mundo con sus avances en lo que concierne a la medicina y las ciencias de la salud.



No podemos ser indiferentes con lo que sucede y ha sucedido en Cuba, lo que allí pasa nos debe de importar, lo debemos tomar como ejemplo. No digo que sea el sistema ideal con el que una nación se pueda desarrollar en todos los campos, pero sí otra alternativa, otra manera de vivir.

Una nación ejemplar es aquella en la que se forma una comunidad que se ayuda mutuamente, y no sólo hablo de los habitantes, sino del Estado con el pueblo, y al parecer, Cuba lo ha conseguido, es por eso que cada cubano siente ser protagonista de la revolución, y eso ha hecho fuerte a la isla.




Tuve la oportunidad de visitar a La Habana en estas fechas importantes, aunque los festejos oficiales se realizaran en Santiago de Cuba, para mi mala fortuna. Aún así, pude festejar su revolución en casa de unos amigos de la isla. No hubo fuegos artificiales, ni música en vivo, baile, gritos, ni todo el formato de lo que entendemos como una gran celebración; y este formato esperado, fue una pantalla momentánea que me hizo sentir a cientos de kilómetros de la revolución. A cambio de esto, creo que en este punto de Cuba, el festejo fue íntimo para cada habitante, fue de reflexión, si bien con alegría, también con cierto aire de descanso.

Hay que decir que la gente extrañó el discurso de Fidel Castro, y para sorpresa de muchos, en verdad están preocupados por su estado físico. También hay que aclarar que el pueblo cubano, no ve indispensable para seguir la revolución al comandante, porque lo que siguen es la ideología, ese sueño que muchos ven inalcanzable y que ellos persiguen; quizá frescura, renovación, nuevos horizontes pero siempre con un pie en el socialismo.



El valor de una persona o un país no es el dinero, no lo es, no hay argumento lógico que logre convencer de lo contrario. Qué deseamos, o qué nos han hecho desear. Qué entendemos por libertad. Dejemos de imaginar a un cubano sentado en el malecón viendo el mar en dirección a Miami, deseando un fajo de billetes en el bolsillo de su jeans Levi´s.
Las cosas marchan como deben marchar en la isla; es un camino difícil, quizá el menos sencillo, pero lleno de nobleza. Los cambios parecen estar a la vuelta de la esquina.

Texto y Fotografías por Trejo

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